Ángel Puente: "Es el momento de replantear el modelo sanitario, pero antes hay que firmar un pacto de Estado por la sanidad"

Cuando alguien con el bagaje de Ángel Puente (Barcelona, 1955) reflexiona sobre el futuro de la sanidad, más de 40 años de experiencia emergen con abrumadora lucidez. La misma que le lleva a sugerir que el historial clínico quede recogido en el chip del DNI, que hay que cuidar el talento y la empresa o que el desafío de la longevidad es inaplazable. Este 2023 cumplirá una década -en la que no ha dejado de tender puentes- al frente del Círculo de la Sanidad y, lejos de dejarse llevar por la marea, enfila directo a la tormenta.

     ¿Cuál sería la gran reflexión ante el año que se ha ido?

La necesidad de poder realizar un gran pacto de Estado por la sanidad, que no se puede mover por motivos partidistas y, mucho menos, populistas.

    Echamos el cierre a un ejercicio sacudido por la crisis de la Atención Primaria, los sobrecostes energéticos o la inflación, pero azuzada también por el debate en torno a la colaboración público-privada y el modelo sanitario. ¿Nos hemos olvidado ya de las lecciones que nos dejó la pandemia?

Ha sido un año muy duro. La pandemia dejó al descubierto debilidades en nuestro sistema sanitario. La falta de facultativos, agravada por la marcha de nuestro talento a otros países donde se les valora mejor y las condiciones son más favorables, no hace más que complicar la situación.

Los sobrecostes energéticos están provocando grandes pérdidas al sector sanitario y a los proveedores de bienes y servicios. Hemos sufrido incrementos de IPC por encima del 10% y sin poder repercutir estas subidas, ya que los concursos se adjudicaron sin revisión de precios.

Después de haber vivido una situación tan complicada como la pandemia, donde quedó demostrado que sin la colaboración público-privada hubiese sido casi imposible de digerir, donde tanto la sanidad privada como las empresas de servicios nos volcamos para paliar las consecuencias y reducir al mínimo los daños, parece increíble que se vuelva a poner en tela de juicio la colaboración público-privada.

Hemos sufrido incrementos de IPC por encima del 10% y sin poder repercutir estas subidas

   ¿Estamos en un momento crucial para el modelo sanitario español? ¿por qué?

Es un momento muy delicado. Se debería plantear el modelo del SNS, sería el momento, siempre y cuando tuviésemos el tan ansiado pacto de Estado, de poner a trabajar a un grupo de verdaderos expertos que tuviesen el encargo de diseñar el nuevo modelo, igual que con el informe Abril Martorell en el 90. Eso sí, teniendo en cuenta el plan funcional y el estratégico para llegar a él. Insistimos en el pacto de Estado, ya que tras más de 30 años aún estamos escuchando en algunos foros la necesidad de poner en marcha varios aspectos del informe Abril. Evidentemente, esto es un sinsentido.

     ¿Qué balance hace el Círculo de este 2022 como asociación y como actor de la sanidad?

Seguimos intentando mejorar nuestro SNS y, sobre todo, queriendo que sea sostenible y con una mejora continua de su calidad. Para ello, hemos realizado diversas publicaciones y organizamos las jornadas "La Sanidad a Debate", donde contamos con directivos de reconocido prestigio, tanto de la administración como de la sanidad privada y la industria.

    ¿Lo mejor y lo peor del año que se ha ido?

Lo mejor, el esfuerzo de profesionales sanitarios y de la industria para poder poner fin a la pandemia y seguir trabajando en un aspecto bastante olvidado, las enfermedades raras o poco frecuentes. Lo peor, seguir viendo cómo el populismo intenta desvirtuar la realidad y, en muchas ocasiones, enfrentando a la sociedad.

     En positivo, este año se ha dado un paso más para cumplir una reivindicación histórica del Círculo, al aprobar la Comunidad de Madrid los historiales abiertos. ¿Por qué es tan importante que se compartan los datos públicos y privados de los pacientes?

Es sin duda una gran noticia y pone la guinda al finalizar el año. Desde el Círculo siempre hemos reivindicado que la historia clínica debería estar compartida, como mínimo, en nuestra nación y también en Europa. Quizás debería estar disponible en el chip de nuestro DNI.

     Es evidente que a lo largo de estos meses ha habido serios desencuentros entre la sanidad privada y el Ejecutivo. Ejemplo de ello es el proyecto de la ley de equidad, los desajustes de los contratos públicos o la larga sombra tendida sobre el sector privado. Resolvamos cuestiones capitales:

ü  ¿Mejorará la atención y el bienestar del paciente sin la privada?

    No, todo lo contrario.

ü  ¿Llegará la sanidad a más personas sin la privada?

    No, crecerán las listas de espera y la administración será incapaz de poder realizar las inversiones que necesita el sector.

ü  ¿Será más eficiente la sanidad pública sin la privada?

    Rotundamente, no.

ü  ¿Le saldrá más barato al paciente la atención médica sin la privada?

    Algo mucho peor, no le llegará la atención medica que necesitaría.

ü  ¿Avanzará más rápido la digitalización, la investigación o la inteligencia artificial sin la privada?

    No. Como apuntamos antes, la administración no tiene capacidad de inversión y sin la colaboración público-privada todo esto no sería posible.

ü  Entonces, ¿quién gana apartando a la privada?

    El populismo.

     Pongamos la vista ahora en el futuro. ¿Qué espera de este 2023? ¿Cuáles son los grandes desafíos?

Lo que más desearía es coherencia y sentido común, mayor inversión en investigación, capacidad para retener el talento en nuestro país y cuidar nuestro tejido empresarial; no podemos vivir solo del turismo y ya sufrimos durante la pandemia las consecuencias de la dependencia de los mercados asiáticos.

  ¿Y para el Círculo? ¿Cuáles son los retos para el próximo año?

Seguir trabajando por la mejora continua de nuestra Sanidad y su sostenibilidad a través de “La Sanidad a Debate”. Este año, además, tenemos previsto celebrar una jornada internacional donde podamos analizar a fondo nuestro sistema sanitario y situarnos en el mapa, comparándolo punto por punto con los diferentes modelos instaurados por otros países.

  La longevidad, la influencia del cambio climático en la salud, el desabastecimiento farmacéutico, la investigación, las nuevas vacunas, la transformación digital o esta globalización de la salud (covid, viruela del mono, resistencia a los antibióticos). Parece que el sector sanitario está inmerso en su propia revolución.

Es cierto, son muchos los frentes abiertos, pero la longevidad y la cronicidad serán problemas muy serios a tratar. Ya sufrimos una pandemia y no deberíamos descartar volver a sufrir otra, es por ello que debemos tener un verdadero plan de contingencia.

La longevidad y la cronicidad serán problemas muy serios a tratar

  Un estudio de la Universidad de Washington recogido en The Lancet apunta que España será el país con mayor esperanza de vida del mundo en 2040. ¿Estamos preparados para asumir esa realidad?

Quizás lo primero que tenemos que hacer es hablar más con las asociaciones de pacientes; tener una población muy longeva pero con mala calidad de vida no es lo deseado. Tenemos muchos temas que abordar en la sociedad y, uno de ellos, es la soledad. Ese es uno de los debates que, con toda probabilidad, plantearemos en las jornadas del Círculo de la Sanidad, pues a la sociedad se le debe hacer partícipe de estas cuestiones.  

En este momento en el que la inteligencia artificial y sus aplicaciones en la salud no dejan de asombrarnos y darnos esperanza, ¿qué papel está jugando el sector privado en esta carrera?

Un papel importantísimo, se está invirtiendo mucho dinero y habrá que invertir mucho más. Hay que tener en cuenta que estamos en una fase primaria y es cuando más recursos se necesitan. Cuando anteriormente hablamos de la necesidad de un pacto de Estado por la sanidad y la creación de un comité de expertos, hacía referencia a la necesidad de realizar el plan estratégico y funcional para poder conseguir los objetivos.