Director de Ventas y Desarrollo de Negocio de Grupo Empresarial Electromédico
Si la innovación —como decía Steve Jobs— distingue a los líderes de los seguidores, Grupo Empresarial Electromédico alberga ese empuje que permite a las sociedades avanzar a golpe de trabajo, visión y cierta audacia. Y en esas aguas navega Luis Noval (Segovia, 1987), director de Ventas y Desarrollo de Negocio de GEE, que entrelaza en su discurso conceptos como sostenibilidad, eficiencia energética, inteligencia artificial, bienestar o pacientes. “Nuestro objetivo es ser los socios tecnológicos de los hospitales”, afirma. Es el latido de una empresa líder con presencia internacional y más de mil profesionales altamente cualificados para ofrecer soluciones de mantenimiento y renovación tecnológica integral. Son 40 años a la vanguardia.
Hace unos días, escuchaba a un profesional del sector de la salud afirmar que “sin ingenieros, un hospital no funciona”. Aparatología, mantenimiento, eficiencia energética, comunicaciones, big data… ¿hasta dónde llega su papel?
Tradicionalmente, el papel del ingeniero ha estado ligado a las infraestructuras hospitalarias y a la gestión del equipamiento. Actualmente, es infinitamente más relevante y crítico. Desde la gestión de procesos, con el objetivo de optimizar el rendimiento del centro, o la colaboración en proyectos de I+D+i, hasta el trabajo codo con codo con los profesionales sanitarios en el desarrollo de tecnologías y soluciones enfocadas al tratamiento e intervenciones en pacientes, la eficiencia energética, las comunicaciones y el big data. Sin ellos, un hospital no podría funcionar de manera segura y eficiente.
GEE abarca un amplio abanico de cometidos esenciales para un hospital —desde el mantenimiento de los aparatos más básicos, como un tensiómetro, a los más complejos, como un PET-TAC—, pero sobre todo destaca su pasión por la innovación. ¿Qué desarrollos propios destacaría?
Grupo Empresarial Electromédico cuenta, desde hace más de 10 años, con una empresa dedicada en exclusiva al I+D+I con más de 20 ingenieros y dos millones de inversión anuales, que nos han llevado a patentar productos orientados a la eficiencia en los hospitales, procesos, energética, etc. El mejor ejemplo es nuestro sistema ROSS, que detecta la presencia humana en tiempo real, teniendo aplicación directa en la gestión de espacios y la eficiencia energética de los centros.
Otro de nuestros desarrollos es el equipo Verificator, un equipo de medida que garantiza la inviolabilidad de la medida en los cuadros de media y baja tensión, traspasando la información en tiempo real al GMAO del centro.
Además, desarrollamos proyectos de consultoría, como planes de dotación, mejora de procesos, proyectos de gestión de activos, etc. y proyectos de eficiencia energética. En este ámbito, cabe diferenciar la sostenibilidad de la eficiencia energética: la instalación de paneles fotovoltaicos en un hospital no lo convierte en eficiente per se, lo que lo hace eficiente es optimizar el consumo energético de ese hospital. La aplicación de estos dos conceptos es lo realmente importante: primero se optimizan procesos, se realiza una mejora de instalaciones, etc., que repercutirá en una disminución el consumo del centro y, tras ello o paralelamente, se estudian e implementan las formas de hacer que esa energía que necesitamos proceda de fuentes renovables, y si son de autoconsumo aún mejor.
¿Llegaremos al hospital 100% renovable y ecoeficiente?
En cuanto a la eficiencia energética y la sostenibilidad en el ámbito hospitalario, se han logrado importantes avances en los últimos años. Las nuevas construcciones de hospitales y las renovaciones de edificios existentes están incorporando cada vez más tecnologías y estrategias de diseño sostenible, como sistemas de iluminación LED, sistemas de gestión de energía y agua, y la utilización de materiales y técnicas de construcción más eficientes. Por nuestra parte, ya hemos mencionado algunos desarrollos que repercuten en este ámbito, como es nuestro sistema patentado ROSS que, entre otras aplicaciones posibles, es una herramienta para la optimización del consumo enérgico a través de una gestión de espacios eficiente.
El hospital 100% renovable es algo técnicamente muy complicado, y no alcanzable en el corto plazo, ya que dependemos de la disponibilidad de las energías (evidente que en el caso de la solar depende de las horas de sol), pero durante las horas de baja producción, el almacenamiento actualmente no está suficientemente desarrollado como para cubrir el 100% de la demanda. Esperamos que el hidrógeno consiga cubrir parte de esta necesidad, ya que se están logrando grandes avances en este sentido.
La expansión internacional es uno de los pilares de su estrategia. ¿Hay nuevos mercados ya en el horizonte?
Nos defendemos muy bien en el mercado sudamericano y tenemos una proyección de desarrollo muy interesante. Y, por supuesto, Portugal, donde contamos con un importante volumen de negocio.
Estamos barajando además la entrada en otros mercados de la mano de partners de cara a 2024.
GEE es una gran empresa con más de mil profesionales en todo el mundo, tanto técnicos especialistas en electromedicina, como expertos en mantenimiento y eficiencia energética. ¿Qué desafíos afrontan en 2023?
Nuestro objetivo principal es ser socios tecnológicos de los hospitales. Queremos apostar más allá de la gestión del equipamiento, que seguiremos llevando a cabo, por supuesto, con avances de la eficiencia tanto energética como operativa de los centros y ofreciendo nuevos servicios y mejoras en los antiguos. Ante la incertidumbre económica actual, las empresas debemos caminar con pasos firmes para que posibles adversidades no debiliten la línea de flotación.
La inteligencia artificial es un factor clave ya en cualquier sector. En el caso de GEE y de la ingeniería hospitalaria, ¿qué papel juega hoy y hacia dónde cree que nos conducirá?
La inteligencia artificial, poco a poco, está demostrando su potencial a gran escala a través de aplicaciones como ChatGPT, Midjourney, DALL-E, etc. Uno de los factores clave para el correcto funcionamiento de la inteligencia artificial es su entrenamiento a través de ingentes cantidades de datos, lo que se conoce coloquialmente como big data.
En GEE contamos con la mayor base de datos en lo que se refiere al parque de equipamiento médico instalado en España
En este sentido, debido a la excelsa experiencia del Grupo Empresarial Electromédico, tanto por longevidad como por cartera de clientes actuales y pasados, contamos con la mayor base de datos en lo que se refiere al parque de equipamiento médico instalado en España.
En la actualidad llevamos más de cinco años realizando el procesamiento de estos datos e incorporándolos en un sistema de Business Intelligence que, con la ayuda de la inteligencia artificial, nos permite realizar avances de manera exponencial respecto a otras metodologías utilizadas tradicionalmente.
Sin lugar a dudas, se trata de algo determinante para el sector y para el negocio.
Partiendo de esta premisa, y ante las posibilidades que abre la inteligencia artificial, ¿cuál cree que será su papel en un plazo de 5 o 10 años? ¿Serán técnicos e ingenieros un miembro más del equipo asistencial, codo con codo con los médicos?
Definitivamente se trata de un cambio de paradigma para el que se debe de estar preparado.
En un plazo de 5 a 10 años, la toma de decisiones se realizará de una manera infinitamente más informada y objetiva de lo que se hace hoy en día pero además, también será mucho más rápida y efectiva, debido al fácil acceso a la información que previamente habrá sido procesada por la inteligencia artificial en base al big data que mencionábamos anteriormente.
Tanto ahora como en el futuro próximo, es y será imprescindible que técnicos, ingenieros y personal asistencial trabajen de la mano para obtener los mejores resultados
Es altamente probable que esta información alimente cuadros de mando donde se puedan analizar, por una parte, las necesidades asistenciales en base al historial clínico de los pacientes, ensayos clínicos, estudios de población, etc. y, por otra, cuadros de mando que analicen el lado más técnico del equipamiento, con KPIs basados en su coste, disponibilidad, uso y antigüedad, entre otros.
De modo que sí, tanto ahora como en el futuro próximo, es y será imprescindible que técnicos, ingenieros y personal asistencial trabajen de la mano para obtener los mejores resultados.
La obsolescencia del parque tecnológico es uno de sus caballos de batalla. Ha mencionado usted en alguna ocasión que solo un 19% de los más de 500.000 equipos que mantiene GEE tiene menos de cinco años, y un 60%, más de 10. ¿Qué alternativas plantean?
Gracias a las donaciones de Amancio Ortega y el Plan INVEAT de la Unión Europa, una parte muy importante del equipamiento de alta tecnología ha sido renovado y, en muchos casos, aumentado. Por tanto, nos queda pensar en aquellos equipos que no entran dentro de ese grupo y que no han sido renovados durante la pandemia; en porcentaje del parque total hablamos de un 90%, no así en valor económico.
Las empresas tecnológicas, que estamos en contacto directo con el equipamiento y sus usuarios, debemos colaborar con los centros en llevar un seguimiento y un estudio del ciclo de vida del equipamiento para realizar su sustitución en su momento óptimo, es decir, cuando la relación servicio/mantenimiento no sea rentable. Por ello, creo que es importante explorar y conocer la ley de contratación del sector público de cara utilizar nuevos sistemas de contratación que garanticen la sostenibilidad económica del centro y la renovación del parque con una frecuencia óptima.
Finalmente, tenemos que valorar las directrices de la UE en relación a la economía circular y aprovechamiento de material refurbished a la hora de reparar equipos; grandes fabricantes lo llevan haciendo ya muchos años. Sin embargo, esto entra en confrontación directa con la famosa regla de oro del COCIR. Tendremos que ver en qué punto se queda el equilibrio entre ambas vertientes.
Estos avances en materia tecnológica y de sostenibilidad, ¿existirían sin la aportación de las empresas vinculadas a la sanidad?
No al nivel en que existen hoy en día. Por su propia naturaleza, las empresas trabajamos constantemente en optimizar los procesos a todos los niveles con el objetivo de que nuestro aporte de valor sea diferencial frente a la competencia en relación calidad-precio.
El Gobierno ha impulsado una nueva Ley de Equidad que frena la colaboración público-privada. ¿Es posible una sanidad pública eficiente sin el soporte de la empresa? ¿Quién saldrá perjudicado si esto sale adelante?
Absolutamente no. La supervivencia de un sistema sanitario sostenible y para todos pasa por esta colaboración.
Sin duda alguna, los ciudadanos serán los grandes perjudicados. La participación de la empresa en la sanidad ha contribuido tanto a la inversión en tecnologías y equipos de última generación como en la innovación en los servicios en busca de una mejora continua.
La participación de la empresa en la sanidad ha contribuido tanto a la inversión en tecnologías y equipos de última generación como en la innovación en los servicios en busca de una mejora continua
La colaboración público-privada ha cobrado protagonismo además como arma arrojadiza en el debate político…
Está claro que la sanidad tiene un peso específico enorme en nuestro país, tanto social y económico, como político. Siempre hemos presumido de una sanidad pública excelente y abierta a toda persona, lo cual, como español y contribuyente, es un orgullo.
Entre los aportes de la empresa a la sanidad, podemos encontrar desde la ampliación de la oferta sanitaria a la innovación o la flexibilidad —que ha quedado demostrada en la pandemia—. Y es una fuente de empleo y, por tanto, de aporte de valor a la economía.
La sanidad privada libera económicamente a la pública en muchos aspectos, ya que la decisión de cada persona a contratar un seguro o tratamiento privado es libre y, no por ello —en la mayoría de los casos—, se deja de contribuir.
Si vamos más allá, en cuanto a servicios no sanitarios, lo que llamamos la bata gris, la especialización de las empresas en un producto o servicio viene desde hace muchos años. Dentro de una empresa/hospital tienes un objetivo, para llegar a ese objetivo necesitas de servicios auxiliares en los que no te puedes especializar por razones temporales, económicas o, simplemente, porque tu objetivo como ente es otro: reconstituir el bienestar de los pacientes. Ahí es clave que las empresas especialistas aporten su grano de arena, sumando un valor añadido, ayudando a no perder de vista el objetivo final, la salud.
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